diciembre 25, 2023
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Editorial

Silencio # 3

 Solferino, 21 de diciembre de 2023

¡Invisibilizar los conflictos, una lápida que se pone el departamento de Caldas!

Los gobernantes del departamento de Caldas

por años han utilizado calificativos para invisibilizar las conflictividades, dispuestas y tensiones en el territorio; bajo calificativos como “primer departamento con erradicación de cultivos de uso ilícito”, “primer departamento sin minas antipersonales”, “departamento modelo en seguridad, sin presencia de grupos armados”, “mejor vividero del país”, con estos pronunciamientos han ocultado las realidades del departamento; solo para ejemplificar, pondremos como ejemplo el Magdalena Caldense, en los meses anteriores se dieron tres suicidios en el municipio de La Dorada y dos de estos suicidios fueron hombres colgados de una soga, en un palo junto a centros educativos, al aire libre, ¿en realidad fueron suicidios?

Deja mucho que pensar, teniendo ríos, puentes y cañones; El año anterior aparecían muertas personas en este mismo municipio en hoteles y residencias, pero a la hora del “esclarecimiento” eran crímenes pasionales. La semana anterior, en solo tres días, en los límites entre La Dorada, Norcasia, La Danta y Sonsón, asesinan tres personas en La Dorada, dos personas en Norcasia, un líder social en La Danta y otra persona en La Dorada, quien promovía invasiones de familias en algunas tierras de la región. ¡¡¡Es decir, una masacre!!!

Para las autoridades

pese a los límites territoriales, son hechos aislados. Las muertes suman para cada municipio, se distribuyen como un pastel, así como bajan los cuerpos aún por el río, para que no sumen a las estadísticas de muertes de la región y poco los recuperan.

Desconocer el contexto y las realidades territoriales

logran que los problemas de fondo del Magdalena Caldense se agudicen, se localicen en los limítrofes territoriales, hacen que los problemas de la ilegalidad no solo se mantengan, sino que se globalicen; Mientras la pobreza se localiza y los cientos de jóvenes de la región siguen siendo la carne de cañón de los actores que hoy “no se llaman grupos armados, sino bandas delincuenciales o grupos no organizados”. 

Ocultar las realidades de esta región, lleva a que la mirada jamás esté puesta en las comunidades, ¿cómo se explica Caldas, con municipios como Samaná, con un 95% de su población víctima del conflicto armado, no fue reconocido PDET (Municipio con Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial)?, ¿cómo los 4 municipios del Magdalena Caldense con el 52% del total de personas dadas por desaparecidas en Caldas no aparece en los programas estratégicos de la paz del orden nacional, ni departamental?

Ojalá la paz total, sea la posibilidad de los gobernantes electos, para buscar salidas a los problemas estructurales del Magdalena Caldense, para nombrar masacres, feminicidios, juvenicidios, reconfiguración de estructuras ilegales, minería ilegal, desigualdad social y pobreza.

La riqueza de un territorio también está en la posibilidad de nombrar sus realidades y acontecimientos.

Andrés Felipe Marín

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