Editorial
El 29 de noviembre
El deplorable concejo de Manizales, entregó una nota de duelo por la muerte del “ilustre ciudadano” Mario Castaño, mientras que en la clínica de Villa de Pilar (en Manizales), desde hace 11 días, lleva dormido Marcos Rico, pintor, dibujante, músico, poeta, filósofo, un hombre comunista, intachable, quien en su última exposición “Retratos Literarios“, lo describió el poeta Manizaleño Carlos Mario Uribe (director de la Fundación Cultural Nave de Papel) como “un hombre difícil de definir por sus prácticas artísticas”, Marquitos, como cariñosamente le llamamos quienes hemos tenido la fortuna de aprender de su coherencia de vida.
Marquitos, no aparecerá homenajeado por el concejo municipal
porque esta “instancia” desconoce la riqueza cultural e inmaterial de la ciudad, ven la ciudad como una obra gris, como están sus mentes y visiones de una ciudad que homenajea a quien reconoció robar más de 112 mil millones de recursos públicos y eso que le faltó tiempo para contar que más y con quienes más había robado.
Seguramente Marquitos, mañana ya no estará
pero su armónica retumbará en las calles de nuestros barrios, donde iba con su guitarra, a robarle tiempo a la muerte y a la desesperanza que agobia nuestros barrios, donde esos 112 mil millones de pesos hubieran servido para darle vivienda digna, a quienes dignifican el derecho a vivir dignamente en los asentamientos de la periferia de la ciudad, que este vergonzoso concejo seguramente no discutirá el derecho a la vivienda y menos honrar dignamente a un artista que sobrevivió al exterminio a la Unión Patriótica y que dejó innumerables obras en viviendas, casa del pueblo y en la memoria de quienes reconocemos que su legado vivirá por siempre, porque para quienes tenemos memoria, sus apuestas de una ciudad para la vida digna serán el mejor legado.
